martes, 26 de junio de 2007

PUERTA TRASERA




                                                                                   El vacío no es nada,
                                                                                Ni tampoco es una falta.

Qué pensaría un tipo como Derrida ante la posibilidad de decontruir algo que sencillamente ha dejado de existir en su cualidad funcional y que ha mutado hacia una especie de vacío fantasmagórico que no enuncia otra cosa que su propia distancia como rémora de su pasado. Que surge cuando se analiza la ausencia dejada por un cuerpo y se entiende esa falta como una presencia intangible de espacio desapercibido olvidado por todos, como un nuevo cuerpo.





He preferido repasar la práctica curatorial como un suceso, una puesta en acción, la curaduría como pensamiento-en-acción o propiamente acción del pensamiento. Esencialmente este ejercicio ofensivo de inserción, este mecanismo de asalto, debería apuntar a descolocar incluso su propio asentamiento discursivo. En este sentido una muestra que pretende sincronizar dialécticamente el cuerpo del espacio con la exposición en sí,  comprendiéndolo todo como un solo organismo corre el riesgo de no cumplir con su aspiración de integralidad holística, a cambio de una profunda disciplina creativa. A de ser este último el factor esencial  para lograr una cohesión sólida  entre el espacio y las piezas como una sola obra.
Activar una muestra expositiva en la que el espacio adquiera el total protagonismo discursivo es algo poco común en el contexto de la plástica nacional. El espacio entendido no como recipiente, como contenedor de obras, sino como elemento unificador en tanto que continente.
Si bien, en cierto modo, la obra siempre a estado determinada por su entorno de emplazamiento. No fue hasta poco antes de la segunda mitad del siglo XX, que la relación de la obra de arte con su espacio de presentación se asume conscientemente como un elemento discursivo. En muchas piezas de tipo relacionales, site specific, land art, intervenciones y otras corrientes postconceptualistas es posible constatar que el espacio de presentación es el principal detonador de textualidad.
El bloque 2 de la residencia estudiantil del Instituto Superior de Arte es un conjunto de seis cuartos de dormitorios, una sala de espera, un baño y una cocina. El estado de conservación  del recinto es muy precario, no tiene ventanas ni puertas (solamente la puerta de la entrada principal, la cual sella el sitio), las paredes han sido agresivamente intervenidas con graffitis y el  suelo está quebrado en algunas zonas, exsisten escombros espandidos por el lugar y carece totalmente de iluminacion.
El lugar permanecerá integramente en su estado convencional para la precentación, la duración de la muestra estara determinada por por el tiempo real de su inauguración, el acceso al recinto se efectuará por una brecha existente en la parte tracera del local, para la cual se construirá y emplazará una escalera.      
Rewell Altunaga         
Artistas que formaron parte de la exposición colectiva:
Gustavo del Valle/Erniel Chacón
Elizabet Cerviño
Wisquelmis Rodríguez
Carlos Caballero
Naivy Pérez
Raychel Carrión
Rewell Altunaga:
Levi Orta/Adrián Melis/Yunior Aguiar
Alex Hernández
Adrián Fernández
Aluan Argüelles
Katia Leiva
Jorge Luis del Valle
Oscar Ortega
Yornel Martínez
Michel Pérez
Carlos Varens
Frank Mújica/Levi Orta                           

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